Boletin Informativo de la Parroquia San Rafael de Asuncion

Inicio » boletin parroquial 605 » Testimonio de Carola

Testimonio de Carola


La Hna. Sonia me pidió que contara mi experiencia con Gladys, una joven enferma de cáncer que conocí cuando llegue a trabajar como voluntaria.

Mi trabajo es muy sencillo, es cambiar el agua de los pacientes lavar los vasos y las jarras, y limpiar la bandeja.

El día que la conocí me impresiono mucho, por su color, por lo flaquita que estaba.

De a poco fue mejorando su aspecto y sus ojos grandes miraban todo con mucha vida.

Un día su mamá fue a desayunar y me quede con ella charlamos; mire sus uñas pintadas, estaba contenta se sentía mejor.

Ella tenía el rosario en sus manos y le pregunte si quería rezarlo. Así fue que lo meditamos juntas y en ese rosario hablamos de la vida pero también de la muerte. Del abrazo de Jesús y el cobijamiento de María para que nos haga ver, eso que nosotros no podemos, como decía ella.

En ese momento me sentía transportada, algo sobrenatural, algo misterioso estaba ocurriendo y no quería que se me escapara. Cada tanto miraba de reojo sus ojos y sus labios y encontraba en ella una expresión apacible y plena.

La expresión del corazón que se entrega a los brazos del Padre. Había visto esta expresión en una amiga muy querida que murió hace dos años, y que una semana antes de su muerte nos invito a compartir ese tiempo que le quedaba, sabiendo que era su regalo más preciado a nosotras.

El día anterior a la muerte de Gladys con su tía rezamos el rosario con mucha fuerza meditando los misterios de luz, también se vivía una presencia muy fuerte de María entre nosotras.

El día en que Gladys partió volvimos a rezar el rosario y le dijimos a María que cada Avemaría era una rosa para adornar la entrada del Cielo. Su mamá y su tía rezaban con mucha fuerza, mientras Gladys jadeaba. Al terminar de rezar el Rosario y luego de tres glorias, dio su último suspiro y falleció.

Quiero hacer de esta nota un homenaje a los que viven y mueren en este hospital donde encontrarse con Dios es cosa de cada momento. Donde se respeta al hombre solo porque es hombre. Donde a todos se los atiende con muchísimo cuidado de no faltarles el respeto. Donde la limpieza es profunda. Donde el prójimo es amado sin conocer su historia y mucho más cuando la conocemos. Donde el Espíritu Santo nos dirige y nos enseña. Este hospital de la Divina Providencia es “el horizonte” allí donde el cielo toca la tierra.

Carola, voluntaria


3 comentarios

  1. En estos momentos en que en la iglesia hay tanta basura… leerte, leer lo que has escrito… da esperanza.

  2. munmami dice:

    todo debe ser mirado aunque sea negativo con intensiones positivas… ser mejor personas es crecer…

    PD: Saben cómo contactar con padre aldo??

  3. rob dice:

    eso es muy cierto.
    Si, alla al comienzo de la pagina hay una seccion de «contacto» donde esta su email, numero de telefono y unas cosas mas.

    Saludos.

Deja un comentario